Yo estaba en el cuarto de baño de mi habitación justo antes de que todo empezara, o más bien terminara, mejor aún, en mi opinión podría describirse de dos formas, el comienzo del final, o el final de un nuevo comienzo.
De cualquier forma volvamos a mi historia. Yo estaba acurrucado en el suelo del baño, frente a mi radiador eléctrico. Me gustaba hacerlo, el calor me envolvía, dejándose notar por cada poro de mi piel y podía sentir como si estuviera metido en una cálida bañera, en esos fríos días de invierno, cuando al fin llegaba a casa helado, tiritando, y me daba un baño caliente. Un escalofrío recorría mi espalda y soñaba con quedarme allí para siempre. Pensaba en cualquier cosa, desde los deberes que tenía que hacer seguidamente, hasta en la chica que me gustaba. Así pasaron más de cinco apacibles minutos, a partir de este instante, el mundo se deshizo a goterones.