"El destino del genio es ser un incomprendido, pero no todo incomprendido es un genio"

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miércoles, 28 de marzo de 2012

Un momento maravilloso


El Sol brilla en lo más alto del firmamento. No hay ninguna nube que empañe el bello azul celeste. En alta mar ningún ruido rompe el silencio. Las láminas que se entrelazan y forman uno de los laterales del catamarán acarician mi espalda; el ligero balanceo producido por las olas contribuye al masaje. La plácida y pura brisa marina se desliza suavemente por todo mi cuerpo. El mar se presenta calmado, el agua cristalina. De vez en cuando unas pocas gotas se elevan y llegan hasta mí, equilibrando el relajante calor del Sol con el agradable frescor marino. La paz es absoluta, la angustia, nula, inexistente; en este instante apenas recuerdo lo que eran las obligaciones, los gritos o el humo. Todo es tranquilo, a mi alrededor cada integrante del paisaje está en perfecta armonía, cual sinfonía de Beethoven. Paraíso es la palabra. Paraíso fue la palabra. Con una ligera sensación de resignación recojo la fotografía y  vuelvo a meterla en el álbum. Es hora de irse a trabajar.

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